8 BARES
Se
denomina bar
a
una unidad
de
presión
equivalente
a un millón debarias,
aproximadamente igual a una atmósfera(1
atm). Su símbolo es «bar». La palabra «bar» tiene su origen en
«báros»
(βάρος),
que en griego
significa
«peso».
Como todos los sábados los ONEDAYS &
METEYERROS, se vuelven a juntar una vez más para disfrutar de un
nuevo día de bicicleta.
En esta ocasión, comenzaba en la casa
de Pedro, como otras tantas veces, la ruta iba a ser sencilla a
priori, ya que el principio de la misma discurría por el carril bici
que llega hasta Villanueva del Árbol, lugar de destino en otras
muchas ocasiones. Una vez que llegamos a esa población callejeamos
hasta llegar al final de pueblo y dar con el campo de golf. Allí
empezamos a comprobar que el barro una vez más sería nuestro nuevo
compañero de ruta.
Durante esos primeros Km ya comenzaban
a aparecer a alguno que otro problemilla técnico, el primero en
sufrirlo fue Josele, que durante el camino sufría la incomodidad de
que cada vez que hacia fuerza en el pedal, la cadena se le saltaba,
quien sabe quizás le daba más de 8 bares de presión. En un tramo en
de carretera, Josele decidió adelantarse para poder arreglar la
cadena y así no retrasar demasiado la marcha del resto.
1
Bar = 1.0197 kilos/cm2("kilos")
8 bares quizás es mucho más de lo
necesario para que una rueda reviente, y es que mientras Josele se
dedicaba a solventar su problemilla, otros aprovechábamos a conversar
sobre la ruta, y otros a poner a punto la bici. Uno de ellos, era
Luis el cual muy afanoso, le daba a la bomba de aire. Una vez,
retomada la marcha, recorridos escasos 200 metros, nos vimos
sorprendidos por un petardazo tremendo. La rueda de Luis, en la cual
se había afanado en poner a punto, reventó. La avería parecía
seria, y los peores presagios se hicieron realidad, cámara y
cubierta rotas. Por suerte, como si de McGyver estuviera con
nosotros, a alguna mente espabilada le aconsejo usar la cámara rota
para hacer un apaño que le permitiera regresar a León. Después de
un rato y asegurándonos de que Luis iba a poder llegar a León,
continuamos nuestro camino.
Una vez reanudada la marcha,
circulábamos por un camino con bastantes piedras, el cual me vino a
la memoria que era el mismo, que la anterior crónica que os contaba
por aquí el otro día, os la mencionaba como la primera ruta que
hice, y de la cual, el recuerdo que tengo de ella no era muy
agradable. Pero como se nota que ha pasado el tiempo y que la
condición física ha mejorado mucho en comparación a aquella mala
experiencia que tuve en su momento, por lo tanto, los malos recuerdos
que se me venían pasando por la mente, poco a poco, se empezaban a
tornar en sensaciones positivas, ya que a pesar del sufrimiento de
aquella ocasión, después de tres años, aquí volvía a estar.
El camino, era largo y con una ligera
pendiente, con lo cual, y dado que poco a poco íbamos ascendiendo,
comenzamos a encontrar los primeros copos de nieve por el camino, y
es que aunque estando aún en noviembre, podemos decir que el
invierno ya llego a León, y tal y como recordaréis de la temporada
pasada fueron muchas las salidas que hicimos con esta fiel
acompañante. Pero como nos solía pasar, siempre le seguía su amigo
el barro, el cual no es tan bienvenido como ella. No obstante, son
dos elementos que hacen que la ruta sea más emocionante.
Después de una parada para
reagruparnos, y aprovechar a comer la chocolatina, seguimos nuestra
ruta hacia la laguna de Fontanos, la cual no pudimos disfrutar ya que
el frío apretaba y alguno ya se había dado un chapuzón en un
charco, y no era conveniente que nos quedaramos quietos, por lo tanto
seguimos adelante para que la hora de llegada a León fuera lo más
pronto posible, de hecho, Pedro había planeado una ruta más larga
pero el tiempo se nos echaba encima por lo que decidimos tomar un
camino más corto hasta Matueca de Torío, que era el pueblo más
próximo.
El camino posiblemente fuera más
corto, pero no contamos con que tendríamos que bajarnos de las bicis
y tener que pujar por ellas, ya que nos encontramos en un
cortafuegos, con un pendiente que era imposible de salvarla montados
en ellas. No obstante, despúes de ese pequeño inconveniente, el
camino fue mucho más suave, y pudimos completar el resto del camino
sin ninguna complicación.
Ya en Matueca de Torio cogimos el tren
y nos regresamos a León, fue la mejor decisión que pudimos tomar
desde luego.
Buenos pues hasta la próxima semana en
la cual os volveremos a contar una nueva historia.
Por cierto, os dejo este esquema de
como funciona el estomago de alguno de nosotros cuando alcanza según
él los 8 bares de presión. Supongo que sobran explicaciones sobre a que se refiere...
Un saludo y hasta la próxima
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