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lunes, 18 de febrero de 2013

7 SUBIDAS INTERMINABLES...


Hola a todos, pues después de reposar durante casi un día y medio, y recuperarme de la soberana paliza que ayer nos dimos, os voy a contar como nos fue.



Ayer la ruta empezaba desde la casa de Pedro, en donde quedamos a las 9 de la mañana, aunque algunos tuvimos que ir poco antes para que nos ayudara nuestro compañero a poner a punto nuestras bicis. Mientras realizamos esos ajustes, poco a poco iba llegando el resto del pelotón, esta vez nos hemos reunido 11 locos de las bicis y de la montaña, hoy, por ayer, se nos unió Rubén, esperemos que no sea última vez, y que se anime a pasar las mañanas de los sábados con esta panda de frikies...
Una vez, que por fin llego el último rezagado de la panda, nos pusimos en marcha, los primeros km fueron muy tranquilos, casi aburridos, y se hicieron por el carril-bici de la ribera del Torio hasta llegar a Castrillino donde empezaron a aparecer las primeras rampas de la mañana, nada que ver con lo que nos vendría más adelante, eso si, estas subidas empezaron a realizar la criba, y es que como selección natural poco a poco fuimos perdiendo compañeros de viaje. El primero fue Edu, el último en llegar y el primero en irse, por suerte solamente fue por problemas mecánicos derivados del cassette, y es que se le saltaba la cadena cada vez que daba fuerza al pedal para poder salvar las duras rampas que nos íbamos encontrando. Como un jabato y con unos ajustes en el cambio trasero, consiguió coronar las primeras dificultades, parecía que estaba todo arreglado pero fue espejismo de un momento ya que al rato prosiguió con los mismos problemas y decidió sabiamente el retirarse, y es que como es bien sabido, una retirada a tiempo es una victoria.

Proseguimos la ruta por el camino de zahorra que a tantos buenos sitios nos conduce, esta vez, el destino es Pedrún. Bien es sabido, ya por comentarios anteriores que hemos hecho de esa ruta que no tiene grandes dificultades, por lo que no voy a entrar en mucho detalle. Como no, hicimos la parada de la chocolatina, aunque para alguno ya le gustaría que se llamara la del plátano, pero amigos las tradiciones son para conservarlas y no para cambiarlas.
Una vez puestos en marcha proseguimos nuestra ruta hacia Pedrún, y con la promesa por parte de Pedro de que la cosa se pondría difícil, ya que más adelante nos esperaban 7 subidas hasta llegar al desvío para bajar a Pedrún, aunque también con la firme promesa de que después de tanto sacrificio, se nos recompensaría con una bajada impresionante.

Justo antes de llegar a las famosas siete subidas, nuestro nuevo compañero de viaje, Rubén, decidió dar media vuelta ya que el tiempo se le echaba encima, por lo tanto uno menos, quedábamos ya en ese momento solamente nueve.

Empezamos las subidas con mucha fuerza, sobre todo Valentín, que como campeón intento romper el pelotón, todos fuimos a su rueda, y poco a poco, se desinfló y quedo a la cola, pero eso sí, dándolo todo por no quedarse rezagado. Nuestro amigo Pedro, nuestro libro de ruta particular, nos iba cantando las subidas," ésta es la primera, ésta es la segunda,..." tanta subida iba haciendo mella en las piernas, e iban saliendo nuevos amagues de averías.
Diego empezaba a tener los mismos problemas que hicieron a Edu dar media vuelta, pero bueno gracias a Dios, no fueron a mayores y pudo seguir adelante sin mayores dificultades. Pero los km se iban acumulando y las fuerzas se iban agotando, de repente Pedro, nos canto que esa era la última subida, y Jorge, como gran escalador del Tour, decidió levantarse y darle potencia a sus pedaladas para llegar lo más rápido posible arriba, cual fue nuestra decepción que nuestro "libro de rutas" se había equivocado, delante de nosotros nos aparecía una nueva rampa casi igual o más dura que la anterior. Pedro entonó el "mea culpa" y nos confesó que se había equivocado. Así que sin reproche alguno atacamos la siguiente cuesta, y como broma de mal gusto, una vez arriba, delante de nosotros otra más, no podía ser!! gritamos todos al unisono, y es que el cansancio era muy grande. Una vez más, y sin parar, afrontamos la última y definitiva subida. Creo que alguno pensó en como se tuvo que sentir Edmund Hillary cuando subió al Everest (lo se, soy un exagerado pero queda bonito no???)
Una vez coronada esa última subida y la más deseada quedamos descansando es más fue la segunda parada de la chocolatina, a esta si que la puedo bautizar como la parada del plátano. A partir de aquí, se nos aseguró que todo era más fácil, es más nos esperaba una gran bajada que nos llevaría a Pedrún. El camino no empezaba bien y es que aún había bastantes zonas de nieve y de hielo, por lo que la bajada empezaba un tanto complicada e incomoda, ya que por las zonas de nieve, las ruedas se quedaban clavadas y en las zonas de hielo, pues como es lógico patinaban por lo que había que ir con mucho tino a la hora de utilizar los frenos. Una vez que abandonamos la zona de nieve y ya preparados para tomar la gran bajada, nos encontramos un grupo de cazadores, con rifle al hombro, como si en zona de guerra nos encontramos, que nos informaron que por ahí no podíamos pasar que era peligroso. Después de intentar negociar con ellos para que nos dejarán pasar, tuvimos que dar media vuelta y bajar hasta Pardavé, pero claro teníamos que volver a subir lo que habíamos bajado, y las piernas ya no estaban para muchos esfuerzos.

Una vez en el camino que nos llevaría a Pardavé, nos volvimos a encontrar con más nieve, por lo que otra vez la bajada se hacía de nuevo complicada, aunque más para unos que para otros, y es que un grupo formado por Jorge, Valentín, Pedro, Nandy y Josele, se lanzaron y al poco les perdimos de vista, por detrás el resto. Según ibamos bajando, la nieve empezaba a escasear, mostrando un camino con bastante piedra suelta que hacía del descenso un tanto complicado y peligros ante una caída, las manetas de los frenos cada vez se endurecían más y los hombros y brazos se empezaban a cargar más y más, lo que dificultaba por momentos el descenso.


Ya en Pardavé, tomamos camino de regreso a León, el camino en este aspecto fue tranquilo, pero las piernas estaban muy cansadas y para colmo, una nueva baja, la rueda trasera de Valentín dijo basta y reventó, por suerte allí hay estación de tren y no le quedo más remedio que volverse en la FEVE. El resto proseguimos nuestro camino hacia León, la cual se hizo eterna.

Pues amigos, esta ha sido la salida del 16 de febrero de 2013, y ya estamos ansiosos de que llegue el próximo fin de semana para salir de nuevo.

Un saludo a todos


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